Virginia «N» está cumplio una sentencia de 37 años en el penal de Ciudad Serdán, Puebla, junto con su hija.
En la actualidad, en el penal de Ciudad Serdán residen 12 menores, quienes pueden permanecer con sus madres hasta los 3 años de edad. Descubre más sobre la vida de las madres internas AQUÍ.
«Mi hijo me levanta todos los días», así comenzó su relato Rosa ‘N’, una mujer privada de su libertad que hace un año y dos meses inició su maternidad dentro del Centro Penitenciario de Ciudad Serdán. Para ella, este evento marcó un cambio radical en su vida, devolviéndole la esperanza de comenzar de nuevo y de formar una familia fuera de ese lugar.
En 2010, fue condenada a 20 años de prisión por homicidio, junto con su hermana, y fue recluida en el penal del municipio de Teziutlán. Allí, experimentó una variedad de situaciones, incluido el amor. Después de ocho años de amistad con Jorge ‘N’, iniciaron un noviazgo que eventualmente los llevó al matrimonio. De esta unión nació su hijo.
“Duramos como tres años de novios y después fue cuando decidimos casarnos. Siendo novios ya teníamos el permiso de las autoridades correspondientes en el penal para que nos pudiéramos ver en un locutorio, en una visita o así, porque allá no es simplemente tener novio y ya; hay que cumplir con ciertos requisitos, tener buen comportamiento, participar, uno también se tiene que ganar las cosas¨.
A los cinco meses y medio de embarazo, fue trasladada al penal de Chalchicomula de Sesma, donde dio a luz a su bebé. Rosa compartió que ver la carita de su hijo todos los días y escucharlo decir “mamá” la motiva para esperar con ansias el día en que puedan salir y reunirse con su pareja, quien los espera en libertad después de cumplir su condena.
Rosa afirmó que estar embarazada dentro del penal no es fácil, pero cree en el poder del amor de una madre. Espera que su condena sea reducida para poder salir al mismo tiempo que su hijo, ya que la Ley Nacional de Ejecución Penal establece que los menores deben abandonar las instalaciones al cumplir tres años.
“Espero salir antes de que nos tengan que separar por la edad. Me faltan pocos años; me han reducido la pena por buena conducta y acciones aquí dentro. Solo deseo empezar de nuevo porque me esperan mi esposo y mis padres, quienes nunca me han dejado sola y a quienes les debo mucho. Por ellos, voy a reconstruir mi vida”, expresó.
Además de eso, otro de sus sueños es completar su licenciatura en Derecho para ayudar a mujeres en prisión y abrir un negocio junto con su pareja.
En 2023, este lugar se transformó en un centro exclusivo para mujeres, especializado en el cuidado materno-infantil. Cuenta con estancias individuales, baños, comedor, área de juegos, patio, zona para embarazadas y de lactancia. Todo está equipado con puertas, ventanas y muebles convencionales para proporcionar un ambiente adecuado para el crecimiento de los niños.
Sin embargo, una vez que los menores alcanzan la edad establecida, deben dejar la cárcel para comenzar su formación académica y una vida en libertad. En caso de que las reclusas no tengan familiares para cuidar a sus hijos, estos son trasladados a casas de asistencia designadas por la Procuraduría de la Defensa de Niñas, Niños y Adolescentes del estado de Puebla.
Liliana Sánchez Rueda, directora del penal, mencionó que el proceso de desapego se realiza en colaboración con esta institución. Gradualmente, se acostumbra a los niños a estar separados de sus madres para que puedan continuar sus vidas fuera de las instalaciones, facilitando así su integración adecuada en la sociedad y con sus familiares fuera del centro penitenciario.
“El proceso comienza con salidas del menor los fines de semana, regresando después. Inicialmente, se va uno o dos días y gradualmente se incrementa hasta que el menor esté preparado para vivir fuera de la cárcel, con apoyo psicológico tanto de la procuraduría como del penal”, explicó.
Rosa anhela salir junto con su bebé para redimir sus errores y criar a un hombre de bien. Para ella, esta experiencia representa la lección de vida más difícil, fortalecida por el amor de su familia y su esposo.
“A mis padres les pido que no se desesperen. Confío en que saldremos pronto y podremos ser esa familia que siempre fuimos”, concluyó.