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Actividad ‘anormal’ del Popocatépetl, por variaciones climáticas del cráter

Desde hace diez años el volcán Popocatépetl no había tenido una racha de exhalaciones tan prominente como hasta enero de 2023, que en promedio tuvo 142 eventos de este tipo cada día. A decir de Francisco Javier Sánchez Ruiz, doctor en Ingeniería Química por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) e investigador de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), esta actividad “anormal” es causada por la variación de las condiciones climáticas del cráter.

En días recientes, el coloso registró varias explosiones, algunas acompañadas de material incandescente, sismos volcanotectónicos, pero, sobre todo, de expulsión de ceniza y gases. Durante el último bimestre se reportaron, en promedio, 132 exhalaciones, sin embargo, en enero aumentó 14 por ciento la incidencia de estos eventos, comparado con lo visto en diciembre. Asimismo, vale la pena mencionar que en algunos días se han registrado hasta más de 200 expulsiones de este tipo.

Aunque estos sucesos están dentro de lo esperado en la declaratoria de Amarillo Fase 2 del Semáforo de Alerta Volcánica, que define el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) con base en diversos parámetros, el incremento de exhalaciones es motivo de preocupación para algunos académicos.

“Esto se está considerando como algo anormal (…) precisamente por el cambio de temperatura o el gradiente de temperatura que se está dando sobre la superficie (…) además de que no tenemos la humedad suficiente para mantener las temperaturas de la superficie terrestre a las que puedan evitar este tipo de exhalaciones, [por lo tanto] van a seguir presentando este tipo de exhalaciones de manera concurrente”, expone Sánchez Ruiz, en entrevista con El Sol de Puebla.

Enfriamiento del cráter

La temperatura en las inmediaciones del cráter ha disminuido recientemente hasta los 17 grados centígrados, cuando lo usual es que ronde entre los 36 y 38 grados.

Esta variación climática, señala el catedrático de la UPAEP, provoca que el material caliente, al entrar en contacto con temperaturas más frías, se solidifique, creando así una barrera viscosa conocida como domo, lo cual impide la expulsión de magma y ceniza.

No obstante, la existencia de este “tapón” no implica que el material al interior del volcán no deje de buscar salir a la superficie, por ello, eventualmente el domo explotará y ello derivará en el lanzamiento de objetos balísticos, vapor, ceniza y gases. Las dimensiones normales de espesor de un domo son de entre 5 y 10 metros, y luego estallan. Cuando alcanza mayor altura, el volcán se vuelve inactivo.

Así, aunque la presencia de domos sea normal en un volcán como el Popocatépetl –pues todos los volcanes tienen distintas características–, el desbalance climático genera alteraciones en la actividad del coloso.

“El Popo lo que tiene como característico es que forma domos, esa es una característica sólo del Popocatépetl, que forma domos de manera constante y después los estalla o los expulsa como material incandescente, cosa que no sucede con otros volcanes”, precisa Sánchez Ruiz.

Movimientos telúricos están relacionados

Aunado a la expulsión de ceniza, vapor y gases, la incidencia de sismos volcanotectónicos, particularmente en las faldas del coloso, demuestra, entre otras cosas, que el domo está ejerciendo presión al interior del volcán.

“Lo curioso es que ha estado presentando actividad microsísmica en lo que son las faldas del volcán, cosa que no había sucedido en períodos anteriores. Ahorita estamos teniendo microsismos de entre cuatro a cinco grados en la escala de Richter, pero solamente en la falda (…) Esto no significa que el volcán vaya a hacer erupción, esto es totalmente normal, porque está defendiendo la temperatura en el domo y, obviamente, lo que está haciendo es generar sobrepresión”, enuncia.

Efecto invernadero está relacionado

Esta modificación de la temperatura está relacionada a varios factores, sin embargo, los que más preocupan a la comunidad científica son, el aumento de calor en el eje de la Tierra, además del calentamiento global.

Según lo observado por Sánchez Ruiz, en conjunto con un equipo académico de la Universidad de Chicago, que constantemente realiza trabajos de investigación junto a la UPAEP sobre la actividad del Popocatépetl, el incremento en la temperatura del planeta es producto del efecto invernadero que se agudizó desde hace dos décadas.

Por lo tanto, el especialista asegura convencido que los cambios climáticos que alteran la actividad volcánica están relacionados con esta situación.

En otras palabras, la contaminación acumulada desde hace 20 años está contribuyendo a la disminución de la temperatura del cráter del Popocatépetl.

Por esa razón, el especialista de la UPAEP reconoce que las decisiones que se tomen a nivel mundial para reducir la polución atmosférica son clave para corregir las variaciones que afectan al sistema volcánico del planeta.

Si bien el aumento de exhalaciones no representa que el coloso crezca precisamente sus probabilidades de entrar en erupción, pues no es posible predecir con exactitud cuándo ocurrirá esto, sí simboliza que la expulsión de gases tóxicos intensificará la contaminación del aire.

Es decir, mientras la temperatura del planeta siga cambiando y el Popocatépetl despida más ceniza y materiales como monóxido de azufre y óxido de fósforo, ambos desencadenantes de padecimientos respiratorios, habrá un deterioro en la salud de la población y las temporadas de contaminación atmosférica serán más prolongadas.

Aunado a ello, la propia polución generada por las actividades humanas hace que la presencia de sustancias dañinas aumente en un territorio. Esto es peor cuando las corrientes de aire son menores, tal como se ha observado en los últimos años, refuerza el investigador de la UPAEP.

Además, hace un llamado a la población a evitar el alarmismo ante la creciente actividad del coloso. Por el contrario, invita a participar activamente en las tareas de prevención de incidentes y enfermedades, atendiendo las indicaciones de autoridades de protección civil; pero, sobre todo, a los gobiernos y a la sociedad, a generar acciones reales para aminorar las consecuencias del efecto invernadero, pues define que los próximos años serán importantes para el funcionamiento geofísico del planeta.

Según el último informe del Cenapred, el volcán registró, hasta las 10 de la mañana de ayer un total de 213 exhalaciones, una explosión y dos sismos volcanotectónicos. La más reciente observación sobre el cráter permitió reconocer que existe un domo de entre 30 a 40 metros de diámetro y entre 5 a 10 metros de altura.

Fuente: El sol de Puebla

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